
Cuando alguien a quien consideras indispensable en tu vida se va,queda en ti un vacío que es imposible volver a llenar.
Hace unos meses,se fue alguien muy importante en mi vida,pero se fué para siempre,es decir,por muchas vueltas que dé la vida,por mucho que los astros se confabulen no nos volveremos a encontrar...y eso es algo difícil de asimilar.
Uno sabe(y espera) que va a sobrevivir a personas que le superan en edad,pero eso no quiere decir que se esté preparado cuando sucede.
Cuando enfermó,nunca pensé que se marcharía.Él nunca fue consciente de donde estaba,y aunque yo si, también pensaba que no era el momento,aunque sinceramente nunca lo hubiese sido.
Se fué sin verme acabar cosas de las que hubiese estado orgulloso y también sin verme cumplir otras,que sin ser partidario,si sabía que era lo que yo quería,y por eso las aceptaba.
La vida sigue,por una parte es buena señal,pero por otra no,porque me da la sensación que continuar igual supone el olvido y eso me da miedo.Pienso en él todos los días,más veces de las necesarias y en los momentos quizás menos oportunos,pero es que siempre pensé que sería "invencible",que me vería caer,levantarme,avanzar,fallar...y aunque hay gente que opina que donde esté,seguro que me ve,yo no lo veo a él,asi que no supone ningún consuelo.
En parte,acepté hacer el blog(no fué iniciativa propia) porqué podría expresar cosas como esta...y aunque sé que a para quien escribo esta entrada nunca lo leerá,ahí va mi pequeño homenaje.